En el número 69 de la calle Hortaleza de Madrid existe una reserva de motos muy concurrida. En el espacio autorizado para aparcar, normalmente, no cabe ni una sola moto más. La mayoría de las reservas están siempre abarrotadas y son insuficientes para absorver la gran demanda existente por lo que tradicionalmente los motoristas han ido buscando sitios alternativos donde poder aparcar sus motos sin que molesten a los transeuntes. Esto estaba extraoficialmente aprobado por la Policía Municipal que permitía dicha práctica.
El problema vino el pasado sábado día 5 de Febrero cuando una patrulla de Municipales se instaló en la calle Hortaleza y fue poniendo multas a todas las motos que estaban mal aparcadas. A treinta euros la multa, poniendo unas quince o veinte... a Gallardón le salió rentable.
El lunes día 7 decidieron volver a pasarse por dicha reserva a eso de las cinco de la tarde y volvieron a multar a más motos, esta vez ya había algunas que tenían dos multas acumuladas. No contentos con ello, el martes 8 a las diez de la mañana se personó otra patrulla de Municipales esta vez con una grúa del Ayuntamiento y decidieron, además de poner las respectivas multas, llevarse algunas motos.
¿Qué ha pasado con todas esas motos que estaban aparcadas? ¿Dónde están ahora? Bien, la respuesta es fácil, entorpeciendo el paso de los peatones en las ya de por sí estrechas calles de Malasaña. Ahora el Ayuntamiento tiene más dinero, las motos tienen que dar más vueltas para poder aparcar (y así sumar más dioxinas al aire puro de la Capital) y los peatones más obstáculos para pasear por las calles.
El problema vino el pasado sábado día 5 de Febrero cuando una patrulla de Municipales se instaló en la calle Hortaleza y fue poniendo multas a todas las motos que estaban mal aparcadas. A treinta euros la multa, poniendo unas quince o veinte... a Gallardón le salió rentable.
El lunes día 7 decidieron volver a pasarse por dicha reserva a eso de las cinco de la tarde y volvieron a multar a más motos, esta vez ya había algunas que tenían dos multas acumuladas. No contentos con ello, el martes 8 a las diez de la mañana se personó otra patrulla de Municipales esta vez con una grúa del Ayuntamiento y decidieron, además de poner las respectivas multas, llevarse algunas motos.
¿Qué ha pasado con todas esas motos que estaban aparcadas? ¿Dónde están ahora? Bien, la respuesta es fácil, entorpeciendo el paso de los peatones en las ya de por sí estrechas calles de Malasaña. Ahora el Ayuntamiento tiene más dinero, las motos tienen que dar más vueltas para poder aparcar (y así sumar más dioxinas al aire puro de la Capital) y los peatones más obstáculos para pasear por las calles.
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