El final del verano llegó y tu partirás...

miércoles, 16 de septiembre de 2009
Te levantas a las 7.20 de la mañana con frío. No quieres salir del calor de la cama y enfrentarte con un nuevo día porque ya se acabó el verano.

No ha sido un verano intenso. No ha sido el mejor verano de mi vida, ese ya pasó. Pero ha sido un verano... provechoso.

Nada más terminar mi último examen de la carrera, aquel que pensé que jamás llegaría o que nunca quería que llegase porque significaría terminar una etapa en la cual sufrí y fui feliz, me puse a trabajar. Conseguí una beca en una empresa que no es exactamente de lo mío pero que me ha permitido coger experiencia en otros campos ingenieriles.

Fui capaz de terminar a tiempo mi proyecto fin de carrera y de defenderlo delante de un tribunal compuesto por tres personas que sabían muchísimo más que yo de ese tema y que aún así no me hicieron sufrir demasiado.

Salí de viaje en dos ocasiones. La primera fue una escapada de fin de semana a Barcelona donde tuvimos aventuras y desventuras alojándonos finalmente en un Hotel cuya primera planta era un museo egipcio. La segunda vez también fue una escapada pero esta vez a Bilbao, una ciudad que me enamoró y a la cual espero volver en un futuro próximo, ya que eran las fiestas. Allí aprendí algunas cosas que seguro me serán útiles a lo largo de mi vida.

No tuve ningún tipo de contacto con determinadas personas en todo el verano pero al llegar septiembre los lazos volvieron a estrecharse y las llamadas ahora son constantes. Pero me gustó el sentimiento al recibir la primera llamada y ver que podemos seguir hablando horas y horas sin cansarnos. Y no, no del tema de siempre.

Me di cuenta de que aborrezco a determinadas personas más de lo que me imaginaba aunque ahora he aprendido a sobrellevarlo y puedo incluso se sociable con ellas (aunque cuanto más tiempo pase sin verlas mejor).

Celebré mi sexto aniversario con mi novio. Fue un poco raro porque ese día justo nos pilló a la vuelta de Bilbao pero fue igualmente un día muy especial.

Y llegaron las fiestas de Alcorcón esas que siempre tanto me gustan aunque al final acabe haciendo lo de siempre. Pero me gustan porque me reuno con un montón de gente con la que, aunque suelo estar habitualmente, hablo más de lo normal. También conocí a personas nuevas con las que me lo pasé genial, aunque debido a mi memoria pez y otras cosillas, no me acuerdo de sus caras.

En fin, un verano como otro cualquiera pero distinto de los anteriores.

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